Cuidar al vecino
Desde hace tiempo he dejado de verme como el dueño de la huerta, el humano propietario de un terreno.
Me explico, voy al huerto uno o dos días a la semana ( con suerte) y cuando llego me doy cuenta que mis vecinos de huerta llevan toda la semana currando.
Abejorros, lombrices y bichos de todo calibre han hecho de ese trocito de tierra su casa. Comen, trabajan, viven y mueren allí.
La semana pasada mientras labraba encontré dos sapos. Ayer encontré este, y estoy casi seguro que eran distintos! Llevo un par de años viendo sapos dentro del huerto, se han convertido en otro de los propietarios del terreno.
Este estaba enterrado en uno de los huecos que hice con la laya y no le di con la azada de milagro. A veces me gustaría tener un motocultor, quizás en unos años lo necesite, pero ayer me alegré de labrar con azada.
Vas más lento, te paras, respiras, miras lo que te queda por hacer y a veces ves cosas, como este sapito que se salvó de milagro.
En tu huerto quieres a este vecino, te ayuda y te alegra cuando lo ves, así que deja algún rincón con sombra y hojarasca, les gustan esos sitios para refugiarse del calor y del humano pesado que va un día a la semana a molestar.