La casita de los tomates

Hace un par de semanas llegó el momento de la plantación fuerte de primavera: pimientos, pepinos, calabacines, calabazas, judías y berenjenas, etc.

Pero entre todos ellos, hay un cultivo que eclipsa a los demás : el tomate.

En mi huerta el rey es el tomate rosa, produce menos que los híbridos, pero tiene un sabor dulce que te lleva al éxtasis, y da gozo coger un tomate gigante. Almorzar o comer uno de esos tomates es uno de los placeres del verano, sobre todo si va precedido del obligado baño en el rio.

Quedan todavía un par de meses para conseguir ese placer, primero hay que hacer una serie de cosas, entre las cuales está la más característica de este cultivo: hacerles una casita. Si no pones esa estructura y los vas atando, los tomates se retuercen por el suelo como locos y hacen difícil el cultivo, al menos en esta variedad.

En el pueblo hay cañas disponibles, es lo que usamos para hacer las cabañas de tomates y judías.

Este año mis cabañas son un poco endebles, corté pocas cañas y malas, y ahora estoy preocupado, porque todos estamos esperando al rey del verano y no sé si la casita que les hice aguantará las tormentas de verano.


Daniel Belenguer

Fotógrafo profesional durante 15 años, naturalista desde niño e Ingeniero Técnico Agrícola de formación. En bancal.org cuaja todo ese bagaje de trabajos e intereses diversos. La naturaleza, siempre presente, es el nexo que los une. Conoce algo más de mí a través de la web o el canal de YouTube.

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