La hora de la adelfa
Es el verano. Aprieta el calor y el baladre nos enseña todo lo que tiene. Es una planta autóctona, la mayoría la conoce porque se ha plantado en muchos márgenes de autopistas y jardines. Está por todas partes. Tiene cierta toxicidad, aunque no creo que nadie se haga una ensalada de flores de adelfa es mejor avisar.
Tomé esta fotografía en el Barranco de Santa Ana, donde es muy abundante al principio, en las zonas más soleadas, donde el suelo es pura grava, piedra y arena.
Este barranco es una joya, una zona preciosa que acaba en una poza donde acuden los humanos a bañarse. También es una zona con una biodiversidad enorme, sin embargo, año tras año, el ayuntamiento de Ludiente decide meter una excavadora para allanar el camino a los todoterrenos, motos y quads que deciden que 45´ es andar demasiado.
Inevitablemente si abres una pista, el humano conductor la usará, estropeando la ruta más accesible en el pueblo, ya que no tiene casi desnivel.
De vez en cuando viene una riada y arruina la pista, transporta material vegetal y acumula grava en algunas zonas, favoreciendo la colonización del espacio por plantas como la adelfa, perpetuando la guerra entre el humano y la naturaleza en un pueblo que no entiende que sin la naturaleza está muerto.