Rastro en alambrada
Escena: vamos caminando y hablando…“Un oso no puede pasar por esta alambrada - claro que puede, fíjate por ejemplo por ahí debajo cabría..”
Miro y resulta que por ahí debajo hay pelos enganchados a las púas. Pura casualidad.
No tengo ni idea de si son pelos de oso, jabalí u otro animal, pero eran de color pardo, como de un oso pardo y el hueco era justo para un animal de su tamaño. Me pasé el resto del camino buscando rastros, incluidas huellas, pero no hubo suerte.
Buscar rastros es sentirte indio de nuevo, para los que crecimos con pelis de indios y vaqueros es como volver a ser niño, y de paso un gran ejercicio para la atención, ya que siempre son sutiles y hay que fijarse.