Camina para conocer el mundo

¿Caminas sólo para hacer ejercicio?


¿Cuántas veces has oido hablar de lo bueno que es caminar? estarás harta/o de oírlo. Todo el mundo que nos recuerda lo bueno que es para nuestra salud. Si caminas 30’ cada día ya habrás hecho una gran parte del ejercicio diario recomendado para adultos según las autoridades sanitarias.

Torbjørn Ekelund en su libro senderos confiesa que ha intentado correr en varias ocasiones y lo ha dejado definitivamente a favor del ejercicio más sencillo del mundo: caminar.

Los más deportistas han asaltado la montaña, pero debido a las grandes pendientes no pueden correr todo el rato, así que corren y andan.

Por un lado está genial, caminar por la naturaleza te hace estar más cerca de ella, y hacer ejercicio, todo positivo. Conocerla es el primero paso para respetarla y amarla.

Por otro lado, caminar con un objetivo únicamente deportivo puede hacer que te pierdas un montón de cosas interesantes que pasan mientras tu vas rápido en busca de tu destino.

En este artículo voy a contarte que puedes descubrir cuando bajas tu ritmo, y porqué deberías plantearte caminar no sólo para hacer ejercicio, sino para conocer tu mundo.


Tres tipos de caminatas

Caminar para entrenar


A veces camino sólo para hacer ejercicio físico. En este caso, elijo una ruta en función de su dificultad, pendiente, tiempo necesario, etc.  Suelo ponerme un objetivo concreto como sitio de parada inicial, y hasta que no llego no paro, consiguiendo así los beneficios aeróbicos de ese ejercicio.

Por ejemplo: a veces me subo a Benachera (una masía perteneciente a Ludiente) lo que supone una subida continua de más de una hora. Si le añado una mochila con algo de peso consigo 2-2,5h (entre subir y bajar) de ejercicio aeróbico.

He de confesar que estas caminatas puramente deportivas son las que menos me gustan. El objetivo principal es hacer ejercicio aeróbico de forma continuada, y sólo un acontecimiento natural inusual a lo largo del camino me hace parar. En esas subidas a Benachera puedo recordar los encuentros con una gran culebra de herradura, un milano real cercano (no se le ve en esta zona) y la lucha de dos machos monteses como ejemplos de observaciones naturales que me hicieron parar el “entrenamiento”.

Benachera

Benachera, una merecida visita.


Caminar para observar


En esta “modalidad”, camino a un ritmo lento, impuesto sólo por las observaciones que hago, deteniéndome cada vez que me apetece. La prioridad en estas caminatas nunca es el ejercicio físico, aunque siempre hago algo.

En estos paseos estoy atento a las señales que dejan los animales, la luz para una buena fotografía o quizás el posible avistamiento de algún animal salvaje que me alegre la mañana.

Este tipo de actividad permite observar con más detenimiento, puedo centrarme en plantas que no he visto antes, quizás encontrar una buena zona para practicar el fototrampeo, un rastro inusual, etc,.

Es una forma de caminar donde trabaja más el cerebro y los sentidos que el cuerpo. Si estás mínimamente en forma puedes disfrutar más de estas caminatas para observar, ya que no te cansas tanto y puedes centrar tus sentidos  y energía en lo que te rodea.

Rutas largas: hacer ejercicio y observar a la vez.


Cuando camino distancias más largas: rutas de 5-6h donde el objetivo es llegar a un sitio concreto, tengo más tiempo para observar lo que me rodea. En estas rutas intento salir sobrado de tiempo, el factor entrenamiento se consigue por las horas en movimiento, no por su intensidad. Paro cuando me apetece o lo necesito.

A ratos no puedo parar por el ritmo propio de la marcha, o porque el objetivo de la ruta exige un ritmo (por ejemplo llegar por la mañana un Ibón en los Pirineos en vez de a la tarde, cuando son más frecuentes las tormentas).

Pero cuando la ruta es larga, el ritmo baja, y la necesidad de hacer de paradas aumenta, es en esas pausas donde puedo observar con más atención, sacar los prismáticos o incluso el teleobjetivo.

Cuando camino por la montaña, a menudo la mirada se va al suelo, para no tropezar o caer, y ahí, al esquivar un arroyo con barro busco huellas. Atravesando una zona de hierba corta veo excrementos aqui y allá, puedo fijarme en las señales que van dejando los habitantes de la zona.

La desventaja de estas caminatas es que requieren bastante tiempo, y estar en forma. Al ser necesariamente de varias horas, no siempre puedo hacerlas, así que en el día a día intento hacer caminatas para entrenar y para disfrutar, que de alguna manera me preparan para las grandes caminatas en las que mezclo ambos objetivos.

gradas de Soaso. Ordesa

Gradas de Soaso. En el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido


Camina despacio


Hoy todo tiene que ser rápido. La velocidad se ha adueñado de todo y parece que siempre es mejor cuanto más rápido. Las rutas en guías, mapas o internet te marcan el desnivel y las horas que tardarás en hacerlas.

Son raras las rutas o libros donde se describe la naturaleza que puedes observar en una caminata. Es verdad que esto es muy variable, y depende de muchos factores,  pero en el fondo denota que la mayoría de las personas caminan por la montaña con el objetivo de llegar a un sitio, y el camino para llegar ahí no es más que una sucesión de paisajes sobre los que se mueven.

Cierto es que si el paisaje es bonito se agradece mucho, y hace que el camino sea mucho más satisfactorio, pero el objetivo final es deportivo, y se nota.

Es en las caminatas largas cuando suelo cruzarme con montañeros avezados. Casi todos van más rápido que yo, invariablemente sus equipos son hiperligeros y no suelen llevar cámara o prismáticos. Beben en bolsas de plástico diseñadas para no tener que pararte y sacar la cantimplora. Miden sus esfuerzos con los relojes más avanzados. Algunos corren. Todos están en mejor física yo

Con los años he descubierto que no tengo que seguir los tiempos de nadie,  ni tampoco llegar hasta el final  de una ruta conocida si resulta que de camino he encontrado un buen motivo para no seguir. No necesitas hacer lo que pone en la guía sólo porque lo pone. No hace falta ir rápido sólo porque los demás lo hagan. De hecho, si tu objetivo principal es observar y conocer tu entorno olvídate de ir rápido. Camina despacio.

Todo esto te lo cuento porque a mi me ha pasado y me sigue pasando a veces. Me arrastra el objetivo final de llegar a un sitio y no observo y disfruto lo suficiente el camino que recorro.

Ir despacio te permitirá observar y escuchar las aves que aparecen alrededor del camino, observar una huella o simplemente admirar tu entorno, mirar con detenimiento, fijarte en una antigua construcción, conocer la tierra por la que estás pasando.

Caminar despacio no te permitirá presumir delante de otros montañeros/as sobre lo en forma que estás, o hasta donde has llegado, pero podrás preguntarles: ¿visteis en la subida por el bosque aquel enorme pino horadado por los pájaros carpinteros? ¿Os fijasteis que alrededor del Ibon estaba lleno de renacuajos? ¡Que chulos aquellos rebecos que había en la ladera!

Niña con florecitas en la montaña

Marta en Somiedo. Para ella las caminatas eran una ocasión para recoger florecitas y montarse sus historias.


El Valle de Chistau


Hace poco tuve la suerte de visitar el Valle de Chistau, en el Pirineo aragonés. Ibamos pocos días, y teníamos en mente alguna “caminata deportiva”, pero yo ya no puedo ir a esas rutas por Pirineos solo para hacer ejercicio. La observación del entorno  me interesa mucho más que el propio desarrollo de la ruta, además el paisaje y las especies son tan distintas a las de mi zona que estimulan mis sentidos y ganas de conocer.

El tercer día teníamos la intención de subir al Ibón Pixón, supone una caminata con un fuerte desnivel que ya te anticipo que no acabamos.

Ibamos en coche por una pista junto al rio, al final de la cual aparcas y empiezas a andar. Antes de llegar ya paré varias veces, la luz mañanera inundaba el bosque húmedo del rocío y quería parar a ver y fotografiar aquello.

bosque de pinos en Chistau

Bosque en el Valle de Chistau


En una de estas paradas me acerqué al rio, que iba crecido con las recientes lluvias, y casi sin darme cuenta pisé unas huellas de ciervo que había en un trocito de barro. Hasta ese momento no supe que había ciervos en aquella zona.

Empezamos a caminar por un bosque de pinos y abetos alfombrado de verde, idílico. Nos pasaron 4 ciclistas a toda velocidad, ya que el camino todavía era llano. Al apartarme para no ser atropellado miré al suelo y encontré una magnifica pluma de rapaz, creo que de cárabo. Gracias ciclistas.

pluma en el bosque

La pluma que los ciclistas me ayudaron a encontrar


Estaba de suerte, huellas de ciervo, pluma de cárabo. Seguimos unos minutos más por esa zona llana del bosque labrada a trozos por los jabalíes. No había visto ningún animal pero ya sabía de tres que vivían en ese bosque. Lo que veían mis ojos y la información que recibía iban conformando mi visión del bosque.

Empezamos a ascender y la pendiente era importante, se imponía ritmo de abuelo para subir de forma aeróbica, no había prisa, ya llevábamos dos días andando más de lo habitual y las piernas pesaban.

El ritmo cansino me hizo fijarme en los musgos y líquenes que se esparcían entre los troncos de abedules y pinos silvestres. Páridos y pinzones cantaban a nuestro paso. Un arrendajo daba la voz de alarma.

En una de las paradas un gran pino muerto anunciaba la presencia de pájaros carpinteros, en esa zona podía tratarse de Pico Picapinos, Pito real o Pico negro. Andando en silencio oyes las cosas del bosque, y pude escuchar el tamborileo de uno de ellos. No era el picapinos, a ese lo conozco de mi pueblo y tiene otro ritmo. No hace falta saber todo, deja un trocito para el misterio.

La subida no tenía fin, pero buenas noticias, ni un senderista por delante o por detrás, una naturaleza gloriosa para nosotros. A mitad de camino llegamos a un prado y de repente ¡un gruñido! demasiada suerte sería ver un oso de los que que rondan la zona. Efectivamente, una hembra de jabalí con sus rayones corría con los pelos del lomo erizados al notar nuestra presencia, una visión rápida, pero ver mamíferos de día siempre se agradece.

Continuamos nuestra subida de forma penosa, al cruzar un arroyo había que desviarse y la pendiente aumentaba según indicaba el mapa, pero nos confundimos y la suerte quiso que encontráramos ¡un craneo de ciervo! Con parte de sus cuernos y todo. Segunda señal de los ciervos, que deben encontrarse a sus anchas en esas enormes extensiones sin lobos persiguiéndoles.

craneo de ciervo

Las abundantes señales nos indicaban que habitantes tenía esa zona


La parte final de la excursión nos obligó a guardar los palos y usar manos y pies para intentar superar un tramos de piedras sobre los que chorreaba agua en abundancia, haciéndolo más complicado aún. Decidimos que no nos apetecía seguir y descendimos.

Ya de bajada y con la respiración normalizada, unas orquídeas cuyo nombre desconozco nos salían al paso, a la subida me las había saltado.

Orquídea rosa

La orquídea desconocida


En el bosque que nos acercaba al coche, y ya un poco cansado, pude acabar haciendo unas fotografías testimoniales al bosque con pinos y abedules y al pino muerto de los pájaros carpinteros.

No llegamos al Ibón, no se exactamente cuánto andamos ni a que ritmo, pero se lo que vi, y lo que disfruté. Conocí algo mejor un rincón maravilloso de los Pirineos, y todos aquellos rastros y señales completaron mi visión  de aquel bosque de una manera muy real.

Abedules y pinos en la subida al Ibón Pixón

Abedules y pinos en la subida al Ibón Pixón


Tuve la sensación de estar percibiendo un mundo sólo para mis sentidos, mientras los otros humanos pasarían rápidamente sin darse ni cuenta, preocupados por logros y tiempos.

Para acabar una excursión genial nos dimos el raro lujo de comer en un restaurante las viandas típicas de la zona, viendo de fondo los imponentes bosques y montañas del Valle de Chistau.


¿Qué necesitas para hacer que tus caminatas sean más completas?

La buena noticia es que no es cuestión dinero ni de material, cuanto menos lleves mejor. Camina lo más ligero que puedas, mide bien si te vale la pena llevar más equipo.

Observa y escucha, deja que tus sentidos hagan su función. Una cámara pequeña o el mismo tfno te sirve para identificar después plantas o huellas que encuentres, también para fotografiar la ruta. Si crees que tendrás oportunidad de pararte a ver aves o mamíferos, prismáticos, más lo básico para la propia caminata: agua, ropa en función del tiempo, etc,.

Ya para las horas de descanso en tu hotel, camping, etc,.te vendrá bien alguna alguna de estas guías de aves. Yo uso la Collins, es muy buena, un amigo me la recomendó y es completísima , más de lo que yo puedo abarcar.

Si te interesa saber un poco más de los rastros te recomendaría el libro de Benjamin Sanz porque se centra en la Península Ibérica. Han salido también guías para identificar rastros de aves y plumas, en función de tus gustos tienes para elegir.

Plan

Llega el momento de identificar señales, aves o plantas que hayas visto, o de simplemente relajarte y disfrutar de la lluvia que no te ha calado de milagro


¿Algo más? uno para las fotógrafas/os

Acabo de descubrir que han reeditado una joya para los fotógrafos/montañeros: el maravilloso libro de Gallen Rowell Luces de Montaña.

De verdad, si eres montañera/o y aficionada/o a la montaña, te lo recomiendo. Es de la época de la fotografía analógica, pero lo traducirás rápidamente a los términos de la fotografía digital.


Gallen Rowell desgrana muchas de sus fotografías icónicas, como llegó a ellas (física y emocionalmente), y que decisiones tomó para conseguirlas. Muy recomendable y un buen ejemplo de como un fotógrafo y alpinista consiguió mezclar ambos mundos, y conocer su mundo caminando.


¡Ponte algo en los pies y camina! y si te ha gustado este articulo y quieres ayudarme a que siga escribiendo recuerda suscribirte al blog, es totalmente gratuito y cada mes aproximadamente, recibirás un correo con artículos como este, siempre relacionados con la naturaleza en cualquier de sus ámbitos. Gracias por leer!


Daniel Belenguer

Fotógrafo profesional durante 15 años, naturalista desde niño e Ingeniero Técnico Agrícola de formación. En bancal.org cuaja todo ese bagaje de trabajos e intereses diversos. La naturaleza, siempre presente, es el nexo que los une. Conoce algo más de mí a través de la web o el canal de YouTube.

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